Para mí, Robert Redford creía que The Horse Whisperer(1998) iba a ser su Bridges of Madison County(Clint Eastwood, 1995). Para mí, por supuesto que no lo es. Es más cursi y más cerrada.
Mi premisa es no venir acá a hablar mal de nada. Si se me cuela algún comentario negativo espero que nunca tenga el papel protagónico. Simplemente es que mientras veía anoche la del Robert, olisqueaba ciertos paralelismos con la del Clint. No me consta que esa haya sido la intención de Robert Redford, ni siquiera lo sospecho en serio. Por una parte, está basada en una novela, no es una idea suya. (Lo mismo pasa con la de Clint Eastwood, a lo mejor el vampirismo ocurre en otro nivel en el que ambos son inocentes) Por otra parte están muy cerca en el tiempo, y comparten el patrón del director-actor-héroe silencioso maduro. Clint se quita el sombrero de vaquero, Robert se lo pone.
Claro que quién se va a dar cuenta de nada con esa flor a punto de abrirse que era la pequeña Scarlett Johansson entonces. Música para mis oídos es el contrapunto que se da entre la voz de Robert Redford y de la pequeña Scarlett. Ver la escena en que van juntos ellos dos en la camioneta que ella maneja con temor. Scarlett y su caballo terminan siendo una especie de sidekick de la historia de amor, pero a la vez me parecen genuinas metáforas que se dan la pelea entre la fragilidad y la fuerza, proyectándolas en personajes en las que ciertas cualidades resultan más familiares y cómodas de percibir. Sentí eso en dos momentos. En la escena en la que Scarlett se quiebra frente a su madre en la cabaña y pregunta algo así como: "¿Quién me va a amar estando así?" También en la escena en la que Scarlett va a escondidas al establo y se enfrenta al caballo, Pilgrim, y ambos sienten la tensión que los une y los separa.
En fin, Robert Redford no hizo otra vez Los Puentes de Madison, pero el mundo descubrió a Scarlett Johansson. Gracias, Robert.
Pedro.
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