Este melodrama, con estética de videoclip trash, juega constantemente con la percepción del espectador, manipulando afablemente la construcción personal que cada uno de sus visionarios vaya construyendo al avanzar la historia. Sentimos simpatía por la pobre desgraciada, acompañándola a su vez en un recorrido por el imaginario mundo que arma, esa escapatoria a los problemas que solo ella puede tener al fantasear con una vida llena de prestigio, reconocimiento, y un estatus de belleza, concebido en sus ilusiones, como la única manera de batallar contra la rudeza que vive en el día al día.
Precious de esa manera se convierte, razonablemente, es una desconstrucción social, que juega con la crítica interna, hacia una forma de vida: La del negro americano. Inmerso en el costumbrismo de la lucha por la raza, que intenta mantener un rol dentro de una sociedad que los ha oprimido, o vejado, reduciéndolos a una carga social, que puede llegar a aliviarse momentáneamente al edulcorar sus vidas con algún que otro cheque que el estado les remita para olvidarse de ellos por un rato, al menos por quincenas.
Las paradojas de Precious, se hacen notables al manejar un discurso donde la superación del hombre se obtiene por derechos propios, y por una batalla que se debe luchar contra uno mismo, a pesar de que ya otros lucharon por el grupo en general (La escena donde Preciosa sentada en el pupitre, es rodeada por imágenes de Malcon x, las panteras negras, entre otros) Dando una connotación, al parecer que en vez de soluciones, se han conseguido problemas peores.
De esa manera "Precious" trata de adoptar el subtitulo de ser la "Película mas triste de todos los tiempos", como el afable extraterrestre Oscar: judío, alcohólico, retardado, y con un lindo perrito que muere de cáncer.
En una vida que te lo ha negado todo, siempre hay espacio para el amor, la lucha y la superación, cuando se alzan voces, llenas de fuerza, de esperanza y de inspiración.
Daniel.
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